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viernes, 15 de julio de 2011

Evaluación de actitudes y valores

 
  • Elaboró: Sánchez Hernández María del Rocío

 La evaluación de actitudes y valores


La educación en valores siempre ha sido un tema en discusión, producto de que cada sociedad construye un sistema de normas y jerarquías que pueden variar en el tiempo. Si bien, compartimos con el mundo europeo la denominación “sociedades occidentales”, no podemos suponer que la escala de valores y virtudes es igual en todas ellas.

Las instituciones educativas y la sociedad que las acoge temerán por muchos años educar en valores en torno a los conceptos de subjetividad, adoctrinamiento, valores privados, mundo público, por nombrar algunos.

Hoy, no solo se exige que la educación enseñe valores, sino que también los evalúe.


Propuesta para la educación en valores hoy


Al observar la sociedad de fines del siglo XX, ya puede apreciarse el deterioro de la estructura familiar como lugar de encuentro de valores y virtudes, así como la creciente participación de los medios masivos de comunicación en la formación de niños y Jóvenes. Estos, en un contexto familiar inestable y un contexto escolar donde los valores son tema tabú, no logran desarrollar una autonomía moral que les permita decidir dentro del marco ético de la sociedad en la que vive.

La escuela, aunque no haya sido el ideal de los pensadores del siglo XIX, debe asumir un rol más participativo en la formación valórica de los niños y jóvenes. Se conforma como el gran espacio organizado para enseñar un conjunto de valores que permitan el desarrollo moral y ético de quienes forman parte de la sociedad.

Evaluación de valores


Para evaluar valores en la escuela se requiere de principios consensuados consistentes, procedimientos y espacios específicos de desarrollo, entendiendo que la formación de valores forman parte intrínseca del proceso de enseñanza / aprendizaje, por lo que no pueden disociarse de los contenidos conceptuales. A su vez permiten recoger información relevante para la toma de decisiones. Y por último, la evaluación tiene el deber de “Juzgar en que medida están siendo incorporados los valores y actitudes que hemos tratado de promover”, por lo que no debe actuar como “censor” de actitudes y decisiones.

En este contexto, el profesor debe desarrollar competencias para recoger y analizar datos, mediante métodos e instrumentos específicos, lo cual lo ayudarán a establecer criterios objetivos. Junto a ello, resulta elemental que este tipo de evaluación sea permanentemente compartido con otros profesores y directivos, lo cual permitirá tener criterios más objetivos, pero sobretodo, facilitará la revisión de las prácticas de todo el centro educativo como “el” gran espacio organizado, para enseñar un conjunto de valores que permitan el desarrollo moral y ético de quienes formarán parte de la sociedad.











Jorge Marchant Mayol
Alicia Pérez Lorca
Universidad de Santiago de Chile, Facultad de Humanidades
Transversalidad y Valores en el Desarrollo del Curriculum y la Evaluación

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